Por Abu Duyanah
Cuba enfrenta una crisis energética sin precedentes, marcada
por apagones prolongados y una infraestructura eléctrica en ruinas. La
situación se ha vuelto crítica, con la empresa estatal Unión Eléctrica (UNE)
reportando que hasta el 46% de la isla podría experimentar cortes de energía
simultáneos. Este fenómeno no es nuevo; desde hace meses, los cubanos
sufren constantes interrupciones del servicio eléctrico, un problema que se ha
intensificado en las últimas semanas.
Las causas de esta crisis son múltiples y complejas. En
primer lugar, la escasez de combustible es un factor
determinante. La falta de divisas para importar petróleo y diésel ha llevado a
que muchas plantas eléctricas se encuentren fuera de servicio. Actualmente,
nueve de las veinte unidades de producción eléctrica están inoperativas debido
a fallas o mantenimiento. Además, la infraestructura eléctrica de Cuba es
obsoleta; muchas centrales termoeléctricas tienen décadas de antigüedad y
requieren una inversión significativa para su modernización.
El colapso del sistema eléctrico se ha
manifestado en varios apagones a nivel nacional. El más reciente ocurrió el 5
de diciembre de 2024, afectando a millones de cubanos y dejando a la isla en la
oscuridad total. Este evento fue provocado por una avería en la central termoeléctrica
Antonio Guiteras, que ha sido un punto crítico en el suministro energético del
país. La falta de mantenimiento y la incapacidad para realizar reparaciones
adecuadas han llevado a un deterioro constante del sistema.
Las consecuencias económicas son devastadoras. La economía
cubana ya estaba debilitada antes de esta crisis, con una contracción del 1.9%
en 2023. Los apagones afectan no solo la vida cotidiana, sino también
sectores vitales como la agricultura y la manufactura, donde la falta de
electricidad limita la producción y aumenta los costos operativos. Además, las familias enfrentan problemas adicionales
como la escasez de agua potable, ya que las bombas eléctricas no funcionan
durante los cortes.
A pesar de las declaraciones del gobierno sobre el impacto
del embargo estadounidense en esta crisis, muchos expertos coinciden en que la
falta de inversión y el mal estado de las infraestructuras son factores
internos que han contribuido significativamente al colapso energético actual. Sin
soluciones rápidas a la vista, los cubanos continúan lidiando con un futuro
incierto marcado por apagones recurrentes y una economía cada vez más frágil.